El Japón, Konichua

Siempre dejaba atrás este viaje por los prejuicios de ser un país caro. Pero gracias al amigo, Shuko Fujimoto que conocí en un viaje a Vietnam en 1995 y de él me sorprendió que por ser japonés no llevaba cámara. Cuando le gustaba un paisaje sacaba el bloque de dibujo y lo plasmaba allí. Pues el Shuko me iba insistiendo que debía visitar su país y al final fue la mejor decisión tomada en un viaje. Como me gustó!! de la mano del Shuko que pudo estar una semana conmigo disfrutando de la gastronomía japonesa, de sus amigos y lugares que sólo van los locales.

He descubierto un Japón diferente: su variada naturaleza, desde las islas de Okinawa, al sur, hasta los agrestes volcanes nevados de Hokkaido, al norte. Japón me ha ofrecido una casi inalcanzable sucesión de escenarios apenas alterados por el hombre: bosques boreales que llegan al mismo océano, playas solitarias cerradas por palmeras y cocoteros, cráteres de los que brotan incesantes lenguas de lava y fuego.

La sensibilidad nipona se transforma en exquisitos jardines que parecen culminar la creación natural. Su delicadeza alcanza la expresión máxima en los monasterios y santuarios construidos en singular armonía con el entorno. Es una cultura que pone de manifiesto el refinamiento en los detalles. Conocerlo ha sido una sorpresa agradable e inesperada. Arigato gozaimasu Shuko!

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