Reportaje
Wandering with a camera
(Ver traducción debajo de la foto)
Deambulando con una cámara
Desde que pasó a ser fotógrafo por accidente, el español Jordi Llorens Estapé ha captado los paisajes y colores de 109 países.
Fotógrafo de viajes, Jordi Llorens Estapé habla por teléfono mientras lo espero en la recepción del Hotel Corniche, el hotel de los mochileros de Muscat. “No, no quiero una reserva en un hotel de cinco estrellas, quiero la más económica de la ciudad de Sur”, dice Jordi, vestido con pantalón de color caqui levemente rayado, y una camisa de manga corta. Comodidades de cinco estrellas no figuran en la lista de Jordi cuando viaja de un país a otro para captar su cultura y su belleza en la cámara. “He dormido por el mundo en sitios nada confortables”. Son los últimos días de los doce de su gira por Omán, y está tratando de visitar el mayor número de lugares posible.
Jordi no es la típica persona que viaja con su portátil y cámaras de última tecnología. De hecho, nunca ha tenido una cámara digital hasta la fecha, pero utiliza una Nikon F-100. “He estado evitando la cámara digital porque pienso que la digital aún no ha superado a la diapositiva”, dice un hombre que nunca ha hecho un curso de fotografía. «Pero sí, estoy pensando en conseguir una cámara digital antes de viajar a mi próximo destino, que podría ser Madagascar”. Es la pasión, antes que la tecnología o los conocimientos técnicos, lo que le impulsa a viajar, y ello explica por qué ha estado haciendo fotos en 109 países en los últimos 20 años. Por ejemplo, en enero de 2008 Jordi empezó con un viaje al desierto de Libia, seguido de un viaje a Papúa Nueva Guinea, donde documentó algunas de las ceremonias tribales. Continuó con un viaje a las Islas Salomón, donde se alojó en cabañas, y luego se dirigió a Tasmania. A continuación, regresó a su ciudad natal, Barcelona, y un mes más tarde se fue a Omán.
Hace muchos años, lo que le ayudó a elegir su carrera fue una visita a África para ver a un compañero que había conocido en Francia. Después de viajar a Costa de Marfil, los dos se fueron a Burkina Faso. “Mi visita coincidió con un golpe militar. Yo solo tenía 23 años y esta experiencia me causó una profunda impresión”, dice Jordi. “Alguien robó mis cosas, incluida mi primera cámara”. Pero tenía algunas fotos de ese viaje y se propuso escribir un guión, narrando sus experiencias. Hizo un pase de diapositivas para sus amigos, que supieron apreciar su esfuerzo. Compaginar su vida como ingeniero informático –donde trabajó en un hospital– fue otra casualidad.
El propietario de una galería vio las fotos de Jordi mientras estaba en una tienda para enmarcarlas, y lo invitó a exhibirlas. Los elogios que recibió durante la exposición, junto con la constatación de disfrutar haciendo fotografía de viajes, le impulsaron a explorar nuevas tierras cada vez que dispone de tiempo libre en el trabajo. “En general, viajo durante los meses de octubre a febrero y hago otro trabajo el resto del año”, dice. Después de renunciar a su trabajo como ingeniero de informática –»Nunca me gustó», confiesa–, trabajó como director de voluntarios para los Juegos Olímpicos de Barcelona por dos años, y ahora es un director de proyecto para la Generalitat de Cataluña. Pero lo que más le gusta hacer cuando está en España es organizar presentaciones audiovisuales sobre los diferentes países que ha visitado en ayuntamientos, instituciones educativas y centros culturales, o producir calendarios para entidades de Barcelona o escribir artículos para revistas de viajes. También presenta un programa de televisión sobre sus viajes y ha escrito dos libros, «La vuelta al mundo en 80 lunas» y «Mercados del mundo». Nos reservamos una última pregunta: ¿qué país te gusta más? “Vanuatu en el Pacífico, Nueva Zelanda, Myanmar, Etiopía, Filipinas, Argentina…”, dice, y responde: “Me gustaría encontrar un país que tuviese lo mejor de todos estos lugares”.