Magadascar, los lémures

Estar enfrente de los Indra, los lémures más grandes de Madagascar, es una sensación indescriptible. Es un gran privilegio contemplarlos por primera vez en su hábitat natural, admirar cómo se desplazan a grandes saltos entre las ramas arbóreas. Sus rostros, oscuros y peludos, con sus orejas redondeadas como las de un oso de peluche, se van vislumbrando de tanto en tanto entre las hojas de los árboles. Emiten un sonido agudo que se puede sentir a tres kilómetros de distancia. Se quedan mirándote fijamente, porque su curiosidad es mayor que el miedo que sienten ante tu presencia. Son vegetarianos y forman pequeños grupos familiares que se comunican entre sí mediante cantos. Se levantan tarde y se pasan el día comiendo, felizmente perdidos en la frondosidad de la selva. 

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