Nicaragua es una tierra de volcanes, de grandes lagos con islas internas, de ríos únicos con mil historias, de lagunas interiores de un gran esplendor ecológico, de ciudades coloniales y antiguos yacimientos arqueológicos, de océanos como el Pacífico y el mar Caribe, que baña su costa y enriquece sus tierras.
Una tierra que tiembla por los huracanes y que vive de amor, dijo Rubén Darío, el poeta nicaragüense más universal.